miércoles, 15 de noviembre de 2017

Mitos del multitasking y su perjuicio para la productividad

Hay algo que sucede a menudo a todos los que nos dedicamos al mundo de las ventas o de las visitas comerciales. Queremos abarcarlo todo en el mismo día, no nos llegan las horas y necesitamos atender un montón de asuntos en cada jornada. O bien renunciamos a alguna tarea, o apostamos por el multitasking. ¿Es realmente útil? ¿Qué hay de mito y qué de realidad en sus posibilidades?



Tanto el mundo de la ciencia como los departamentos de recursos humanos han investigado en profundidad el impacto que tiene sobre la atención el llevar a cabo varias tareas al mismo tiempo. Nuestra mente tiene una capacidad limitada para realizar operaciones, de manera que no está tan claro que podamos llevar a cabo todas ellas a la vez... y con éxito. ¿Qué dice la ciencia al respecto?



Nuestro cerebro es capaz de manejar bases de datos mejor de lo que a menudo tendemos a imaginar. Sin embargo, no está claro que pueda hacerlo de forma constante durante una jornada laboral completa. El impacto que el multitasking tiene en la calidad de vida de las personas y sus tareas está, pues, bastante investigado.





Secretos del mundo de las ventas: ¿existe realmente el multitasking?


En relación al famoso término, multitasking, existen numerosas entidades que nos hablan de su escaso rigor. El cerebro humano no está capacitado para la multitarea, a diferencia de lo que a muchos nos gustaría pensar. Aunque se trata de un órgano complejo, cuyo funcionamiento se asemeja al de un ordenador en muchos casos, no podemos aspirar a llevar a cabo varios procesos a la vez, puesto que nuestro cerebro solo tiene un núcleo. La atención, por lo tanto, es limitada.



¿Es un mito el multitasking? Sin lugar a dudas. Al menos, así lo expuso en su momento el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSC), en un informe en el que refuta por completo la teoría de la multitarea. Es, simplemente, imposible distribuir la atención de las personas entre varias acciones que ocurran a la vez. Al menos si lo que buscamos es que estas tareas se lleven a cabo con eficacia.



Pese a ello, sí es cierto que nuestro cerebro es capaz de secuenciar y priorizar tareas complejas, estableciendo un orden de acción que nos conduce a ser más productivos. Un ejemplo de ello sería automatizar una de las acciones y centrarse en otra a la vez: caminar y mascar chicle, hablar por teléfono y mirar por una ventana, etc. A menudo se trata del apoyo en la poderosa memoria muscular, que nos permite establecer patrones de conducta fáciles de repetir, de manera que podemos centrar nuestra atención en la acción más compleja. Pero, ¿cómo es esto posible?



Cuando llevamos a cabo varias acciones a la vez no estamos en modo multitarea, sino que nuestro cerebro está automatizando un proceso y centrándose en el otro, con la esperanza de que no suceda nada que interrumpa el correcto desarrollo de lo que estemos haciendo. En el mundo de la neurociencia dicha interrupción es conocida como interferencia. Si se produce cualquier interferencia en la acción, es probable que surjan los problemas.



Es este un fenómeno muy estudiado en entidades como la Universidad Carnegie Mellon o la Universidad de Groningen, donde se llevaron a cabo estudios en los que los grupos de control llevaron a cabo dos tareas comunes, en las que se introdujo una interferencia. Dicho efecto acabó por completo con el multitasking, provocando enormes ralentizaciones y desorden en alguna de las dos tareas. Sin excepciones. Unos resultados concluyentes, que ponen coto al mito de la multitarea.




Analizando las bases de datos: ¿somos una excepción a los límites del multitasking?


Las empresas de recursos humanos arrojan también estudios interesantes, en los que se revela que los trabajadores podríamos ser entrenados para reducir los efectos de las interferencias. Esto quiere decir que, si se llevan a cabo ciertas tareas de forma recurrente, se crean patrones en los caminos neuronales que contribuyen a mayores probabilidades de éxito en el desarrollo de las mismas.



Gracias a esto, una persona podría lograr mejores resultados al gestionar a la vez varios asuntos, siempre y cuando haya recibido un entrenamiento específico para ello. Esto no significaría la consecución de la multitarea, sino la capacidad de llevar a cabo dos procesos diferentes de forma eficaz, debido a la costumbre. Los hábitos son, sin lugar a dudas, algo que potencia mucho la capacidad del cerebro para completar con éxito diferentes acciones.



De este modo, aunque si nos dedicamos al mundo de las ventas nos gustaría poder hacerlo todo a la vez, la realidad es que nuestro cerebro nos limita, haciendo imposible el multitasking. Y aunque el entrenamiento abra un poco el abanico de posibilidades, la realidad es que ir contra nuestra propia naturaleza podría tener resultados muy adversos.




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